Antes de lanzarme contra el teclado a pecho descubierto,
quiero enviar un mensaje a las casi 5.000 personas que han empleado parte de su
tiempo en leerme durante estas primeras diez publicaciones desde todos los
rincones del mundo.
Gracias a todos los que conociéndome o sin conocerme me habéis
animado a seguir escribiendo, especialmente a los que os atrevisteis a
compartir mi forma de ver el mundo en vuestros muros, o a leerme en voz alta a
vuestros padres, amigos y la gente que queréis. No es una cuestión de números.
Os lo agradezco porque me demostrasteis que mi opinión importa. Incluso sin el
envoltorio de un diseño bonito o la técnica de un gran escritor, con cada
visita me disteis fuerza para terminar escribiendo el post que siempre he
querido que el mundo leyera.
Normalmente cuando hablamos de la sociedad en general y la
juventud en particular solemos ser bastante pesimistas. Existe la visión
generalizada de que el mundo va de mal en peor, cuesta abajo y sin frenos.
Sin entrar en grandes problemas, criticamos las modas, pero
todos buscamos aceptación social, criticamos la música actual y a menudo no
tocamos ningún instrumento, criticamos el arte moderno, incomparable a los
clásicos, pero no sabemos pintar absolutamente nada.
Sobre todo, y de forma continua, criticamos que el mundo no
avanza, pero involuntariamente hundimos a aquellos que tienen la capacidad de
transformarlo.
Desde el colegio, silenciamos sus sentimientos,
estigmatizando a aquellos que ven la realidad de forma única como cursis, raros,
inadaptados o ilusos. Si aún así tienen la terquedad de seguir adelante, juzgaremos
su osadía como ingenuidad frente a un mundo cruel que tarde o temprano les
pondrá en su sitio. Todos necesitamos tragar mierda de vez en cuando, pasar por
el aro y aprender lo dura que es la vida.
Hoy he decidido revelarme contra ese sentimiento. Con 22
años me gustaría decirle al mundo que se equivoca. Que si arriesgas pierdes
menos que siguiendo un camino marcado. Que si alguien vive en su mundo, es
porque el resto no tenemos la sensibilidad o la capacidad para entenderlo. Que
no lloran los débiles, sino los que sienten y viven de forma más intensa que el
resto. Que existe gente distinta a nosotros con la habilidad de mejorar la
sociedad y brillar por encima de los demás y que les necesitamos más que nunca.
Sé que estáis mas cerca de lo que queremos admitir y
solamente necesitáis que dejemos a un lado nuestro miedo y orgullo y creamos en
vosotros.
Cuando todo se hunde, el héroe siempre será el que tiene el
valor de remar a contracorriente. No es ignorancia, ni prepotencia. Si te sientes
incomprendido y estás sufriendo, es porque estás moviéndote en la dirección
correcta. Así que sé feliz y sonríe, porque mientras el resto sigue culpando a las olas tú y solo tú tienes el don de
entender las mareas de forma única.
"And while you wish you could have been normal... I can promise you I do
not.
The world is an infinitely better place precisely because you weren't"
The world is an infinitely better place precisely because you weren't"
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