He llegado a los 22 años siendo egoistamente feliz.
No sé lo que es una Guerra Fria o un conflicto armado en mi frontera. A nadie de mi entorno le han insultado publicamente por su color de piel, religión, condición sexual o por ser extranjero. Jamás me he sentido amenazado. He llegado a los 22 años viviendo egoistamente seguro.
Yo no he decidido que Inglaterra se aisle de Europa o que Estados Unidos decida cerrar sus fronteras al mundo. No decidiré los cambios políticos que se avecinan en otros paises Europeos. No pienso llorar o patalear, ni convencer, porque hasta hace seis meses me he dedicado a disfrutar del mundo egoistamente.
Pero como buen egoista, no modificaré mi conducta facilmente. Si he crecido sin miedo, no pienso temer a aquellos que insulten o generen odio. Si he accedido a cualquier información en un click no me parará la censura. Si he viajado por todo el mundo, la gente será bienvenida en mi casa. Si he tenido el privilegio de formarme no voy a claudicar contra la ignorancia.
La vida son ciclos, así que vuelve al primer parrafo...
Estoy seguro de que mi generación sufrirá en los próximos años pero también que tarde o temprano pagaremos facturas y habrá familias que dependan de nosotros. Llegado ese punto dejaremos el egoismo a un lado y decideremos que mundo vamos a dejar a nuestros hijos.
Hoy le pregunté a mi hermano de 18 años que opinaba de Trump y como buen milennial respondió egoistamente. Me dijo que no tenía tiempo para hablar de eso, porque tiene examen de programación el lunes. Está preocupado por su viaje a Timor Oriental para construir filtros de agua potable en tres semanas. También contento por ser aceptado para un programa de liderazgo en Alemania en dos meses.
No lo he admitido hasta ahora, pero mi hermano pequeño, la biblioteca llena esta tarde y estos dos gráficos me han hecho dormir mejor esta noche.
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