Monday 19 December 2016

Como Siempre

Llevo ya 10 días en Europa. Recuerdo que la última vez que dejé España estuve casi un mes prácticamente aislado del mundo. Si de algo me arrepiento este año, es de haberme dado demasiada importancia. Llegue a convencerme de que mi país de residencia, mi vida profesional o mi relación sentimental eran factores que me definían como único y me hacían incomprensible al resto de personas de mi misma edad.

Cuando tocó arriesgarlo todo y empecé a intuir que las cosas no saldrían como había planeado, oculté mis problemas a la gente que me quería, no por orgullo sino para no decepcionarlos. Es increíble cómo a pesar de mis esfuerzos, los mensajes de aquellos que había apartado de mi vida empezaron a llegar poco a poco...

Es en el contenido de esos mensajes y las conversaciones donde está la reflexión más importante de este post.

A medida que fui volviendo a introducir a mi hermano, mis primos y amigos cercanos en mi vida, mi mundo se volvió a llenar de cosas secundarias que son imprescindibles. Al mismo tiempo, lo que parecía tambalear mi realidad pasó de largo.

Lo importante para ellos era que por fin me había crecido barba y que por mucho que lo intentase, el gimnasio no daba los resultados previstos. Volví a pasar horas discutiendo proyectos inviables para cambiar el mundo, a planear viajes y a escuchar música.



Retomando el aquí y ahora, si me preguntas que tal estos diez días las cosas fueron según lo previsto. Iago sigue resolviendo los problemas de toda la familia y Juan sigue encandilando a las señoras del Mercado de Motores, como siempre hace.

Miguel y yo descubrimos una nueva idea del millón de euros que añadir a una lista interminable. Luis ha vuelto a cambiar de trabajo y Marta sigue pensando que Pablo es igual de imbécil, así que siguen queriéndose lo mismo.

Volvimos a improvisar un plan que esta vez me llevo a Nottingham para ver el último concierto de Yellowcard. Sonaron exactamente igual que en sus discos, Marta me volvió a llenar de abrazos y Pablo me llamo cabrón unas 20 veces. Tampoco me dejo dormir con sus ronquidos que atraviesan hasta las literas.


Estos diez días he aprendido a vivir en una paradoja, a tomarme enserio cada minuto riendo, a apoyarme en recuerdos para dar pasos adelante en mi vida y a ver críticas como cumplidos si vienen de la persona adecuada.

He encontrado lo más importante oculto en las cosas pequeñas y he empezado a saborear los “como siempre” tanto como las primeras veces.

Sobre todo, he aprendido a dejar de intentar medir los sentimientos, o condicionar la felicidad a grandes éxitos y momentos extraordinarios.  Descubrí que si mi mundo gira, es gracias a un eje fijo que se oculta en las personas que siempre estarán allí y en aquello secundario que no cambiará con el paso del tiempo.

 
"We were singing 'til our voices were gone
And I was falling hard
You were barely hanging on
And now I wanna chase forever down
With you around"

Monday 12 December 2016

El refugio y su guardián

He vuelto a Galicia durante un mes por varios motivos. El principal es que egoistamente necesitaba que el tiempo se congelase, descansar, leer y preparme mentalmente para un 2017 que va a estar cargado de emociones y responsabilidad.

Creo que hay un solo lugar en el mundo que cumpla este objetivo. Es un lugar con vistas al puerto de la Coruña, que huele a libro antiguo y tiene todos los clásicos del mundo. Solamente se enciende la televisión para ver "Se ha escrito un crimen". Allí suelo quedarme dormido temprano mirando posters de los años 80. Por las mañanas escucho las noticias en una radio antigua y desayuno colacao con espuma, zumo y tostadas con azucar y mantequilla. Es la misma rutina en etapas claves de mi vida desde que tengo uso de razón.

Lo mejor de este refugio y lo que lo hace tan especial es la compañia. Es alguién que representa mi forma de ver una generación entera. Eso significa que es a ella a quien agradezco regalos como sentirme seguro, tener siempre la nevera llena y libertad para escribir sobre politica o lo que me apetezca por muy polémico que resulte.

Volviendo a la protagonista del post,  a simple vista se trata de una mujer bien vestida, sin excentricidades aunque centrada en los detalles y algo presumida. Si tienes la suerte de entablar conversación unos minutos con ella, descubrirás que es también una persona increiblemente culta y sobre todo sensible.
Tiene la capacidad de empatizar contigo para luego reducir tus miedos, complejos y preocupaciones a cualquier anécdota, a lo bien que te queda el pelo corto o lo poco que estás comiendo hoy. Aunque vive permanentemente preocupada siempre es por la gente que quiere, nunca por ella misma...
Quizás por eso le cuesta echar la vista atrás y hablar sobre si misma, pero cuando lo hace te transporta a un lugar increible.

Se trata de un pais muy distinto al que te cuentan en libros, prensa y peliculas. Yo lo imagino como un sitio gris y lleno de sacrificios, pero que se fue pintando a golpe de nobleza, valores y perdón entre bandos por amor.

Esta semana mi tiempo se congeló entre cartas antiguas a mano, examenes de revalidas y fotos en blanco y negro. Entre ellas, descubrí que puedo comerme el mundo...
Llevo en la sangre la inteligencia de un matemático rojo encarcelado y la nobleza de un franquista que trabajaba los domingos para que sus hijos fuesen libres y felices.
También la sensibilidad de una peluquera que volaba a Paris a traer tendencias y el valor de un ingeniero que escapó de la Cuba de Fidel Castro por darle un futuro a su hija.

En mi refugio aprendí que he tomado la decisión correcta y que lograré estudiar un Master y trabajar al mismo tiempo. Cuando empezamos a abrir cajones, me emocionó saber que tengo una abuela que estudiaba por la noche a escondidas, cuando sus bebes no lloraban y nadie creia en ella.


Este post es la historia de una mujer que terminó siendo profesora en las mismas aulas donde estudió Pablo Picaso y creando un refugio increible.
Hoy me prometí a mismo tener claras mis prioridades en la vida y mantener sus valores. Solo así, en poco tiempo, podré volver a pintar mi hogar igual que lo hizo su generación hace ya 80 años.



 "piensa que el futuro es una acuarela y tu vida un lienzo que colorear"

Thursday 1 December 2016

Personas, nombres y apellidos.

Vamos a romper el hielo con una adivinanza... 

¿Qué tienen en común el Aeropuerto de Dubai, Gran Vía y Marineda en la Coruña durante cualquier fin de semana y que cambia radicalmente en los próximos 30 días?
 
Los tres lugares en cuestión están permanentemente saturados. Hablamos de masas que te engullen y te arrastran. Se trata de grupos totalmente heterogéneos y a menudo sin mucha relación entre si... 

En Diciembre cualquiera de estos tres lugares se llena de personas. Tengo la indiscreta manía de quedarme embobado viendo las caras y los gestos, las miradas y la forma que cada uno tiene de interactuar con el entorno en estas fechas. Si sabes disimular tan bien como yo y te fijas atentamente, los anuncios, las luces y la decoración pasarán a un segundo plano.

Porque hablando de fijarse, Navidad es ver más guapo a todo el mundo. En mi caso, es mi abuela Yaya peinándome y Okeka planchándome el traje por cuarta vez. También son Anabel y Claudio emocionados viendo a mis primas estrenando vestido para salir en fin de año, o mi padre diciéndole a mi madre que todo le queda bien cinco minutos antes de la cena.

Navidad es ver el trabajo de otra manera. Son médicos, como mi vecina Conchi o mi prima Paloma, haciendo guardias incluso mal pagadas. Es Julio Novoa decorando su clinica y cada autónomo decorando su negocio. Es mi hermano Jorge construyendo potabilizadoras en Timor Oriental en lugar de salir de fiesta. Navidad es cada hora de estudio para no decepcionar a tu familia. Son tanto las pagas extra que se van en regalos, como cada euro que un empresario pierde por concederlas.

Navidad es sobrellevar el dolor. Es Humbe y Carolina secándose las lagrimas y viniendo y cenar con nosotros de luto. Es la cabalgata de Reyes en Ferrol y que Franchón aún invite a tomar roscón en su casa.


Navidad es viajar. Es hacer 28 horas en avión con un dedo roto. Son los hijos de Guillermo y Marta volando hacia Adelaide. Es cruzar España desde Sevilla en coche o un pasaje en familia a Mexico DF. 

Navidad a veces es distancia. Es el Skype de Luis abierto para hablar con su madre en Venezuela. Son las hijas de Ketty, tan contentas de conocer a su nuevo hermano que olvidan que sus abuelos se han vuelto a Ferrol.
Navidad es Ángela poniendo mesas a sus amigos embarazada. Es cada mirada que Johan lanza a la habitación recién decorada antes de acostarse. Es sentirse afortunado de estar con la persona que quieres de verdad sin importar lo que el mundo piense o las dificultades.

Navidad son nombres y apellidos porque es tener fuerzas para volver a ser quienes somos. No se mide en regalos caros o baratos, ni momentos concretos. No es ser mejores, ni extraordinarios. Es simplemente demostrarle al mundo, al menos durante 30 días, que tenemos el valor de luchar y sacrificarnos por otros más que por nosotros mismos. 

Si observas como yo, verás que en Navidad todo se llena de personas. Estés donde estés, creas en lo que creas, no hay nada más humano que Diciembre con aquellos que sacan lo mejor de ti.