Es interesante como todos los adultos valoramos la inocencia de los niños, los asociamos con un ser totalmente puro y por tanto carente de ambición... en mi caso también es paradójico. Yo, versión Carlitos, lo que más deseaba del mundo era llegar a las estrellas.
Cuando era un niño, me daba miedo la oscuridad de mi habitación pero no la noche, porque el cielo se llenaba de luces. Sé perfectamente que me perdería en mi propia casa, pero no en el lugar más aislado del mundo porque conocía las constelaciones. Llegaba a todo el mundo por la cintura, pero estiraba la mano para ver si podía tocar la luna.
Esta semana me dió por pensar en los niños y gente joven de España, aqui y ahora... en ellos y en todas las familias que tengo a mi alrededor.
Casi nadie en mi pais tiene fuerza para ser ambicioso y no es para menos. Desde hace 8 años, todo en España es un poco más triste y un poco más viejo a como lo veo en los videos de mis padres.
Se respira en el aire, se ve en los gestos y nos ha afectado a todos. No solo el 22,2% de personas en riesgo de pobreza, las que han perdido su trabajo, o los que hemos tenido que emigrar a un extremo del mundo.
Y sin embargo, quiero que valores lo que has logrado. Mira a tus hijos, hermanos pequeños o nietos. Recuerda que eres un héroe por seguir luchando por ellos a pesar de todo.
Cuando te preocupes por su futuro y no duermas bien, abre tu libro de Historia. Piensa el odio que vivieron los niños que hicieron de España una democracia y en su pobreza antes de trabajar para convertirnos en uno de los paises con mayor calidad de vida del mundo.
Menos de 30 años después de 1940, pisamos la luna. Sin importar el problema ten la cabeza alta... recuerda que no hace mucho lo hacías siempre, porque incluso cuando llueve, nunca sabes que figuras esconden las nubes. Incluso si está oscuro, gracias a tu esfuerzo el mundo nunca se quedará sin astronautas.
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